Por Resolución Nº662/10 del 21 de junio de 2010, la Secretaría del Ambiente (SEAM) finalmente dispuso que la finca 470 del distrito de Curuguaty sea transferida a las “Comunidades Indígenas Ava Guaraní de Ytú y Tekoha Ka´a Poty y a la comunidad indígena Aché de Kuêtuvy, asentadas en dicha finca”.
La noticia de dividir así la finca 470, fue acogida con mucho descontento por las familias Aché de Kuêtuvy, quienes regresaron a la zona en el 2000, después de su éxodo de Chupa Pou; entraron a la finca 470 en 2002, convencidas de que este remanente (4.600 has) del territorio ancestral de los Ache Gatu norteños, lindante con la Reserva de la Biosfera del Bosque Mbaracayú, no podía ser sino devuelto a sus dueños originarios. Sin embargo, lo que parecía una justa reparación histórica para los Aché, se dilató y se complicó por algunos factores que es preciso evocar aquí:
1) Después de ser robados a sus habitantes ancestrales durante la década del 70, estos bosques fueron a parar, al igual que tantos otros, como “tierra de nadie” en manos de los amigos de Stroessner y de sus empresas ganaderas, inmobiliarias o financieras, formando así parte de las tierras “malhabidas” de la dictadura militar (1954-1989). Hoy en día, estas tierras o bien ya fueron vendidas y se volvieron inalienables, o bien deben ser compradas nuevamente para su restitución a los dueños legítimos; y consta que ya aparecieron 2 títulos para las 4.600 hectáreas de la finca 470.
2) Sin embargo, el 10 de diciembre de 2002, el Poder Ejecutivo autoriza al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) a adquirir la finca 470 como área de amortiguamiento de la Ruta Nº10, “para comunidades indígenas y para área de conservación”, y luego a transferirla, en enero de 2003, a la Secretaría del Ambiente (SEAM).
Pese a los reclamos reiterados de Kuêtuvy para la devolución de la finca 470 al Pueblo Aché, los intereses movidos por varios lobbies privados ambientalistas dentro de la SEAM, desnaturalizaron esta reinvindicación: falsas promesas y engaños para que los conservacionistas controlen, en ultima instancia, el manejo de la biodiversidad local, desembocaron en la firma del ‘Convenio Marco SEAM / INDI / KUÊTUVY’ del 02 de septiembre del 2004, y en un “enredo administrativo jurídico” que atentaba, según LINAJE, en contra de los derechos indígenas fundamentales (ver noticiero, “Pronunciamiento” de LINAJE del 06 de febrero de 2006), y generó conflictos innecesarios entre los Aché de Kuêtuvy y los pobladores guaraníes locales.
3) En efecto, los Aché no fueron tampoco los primeros indígenas en regresar a estas tierras: al inicio de la década del 90, grupos de familias Ava desprendidos principalmente del Tekoha de Arroyo Guasu (Alto Paraná) y del antiguo Tekoha Guasu de Yvyra Pytâ (hoy desaparecido), llegaron a la zona en busca de tierras, formando 3 nuevas comunidades que se ubicaron al sur de la finca 470: Ytu, Kaa Poty y Tajy Poty. En septiembre de 1994, la comunidad de Ka’a Poty reclamó oficialmente 1.000 hectáreas al IBR y logrará que se decreté, en septiembre de 1995, una orden de no innovar sobre dicha finca. A raíz de un arreglo económico, apresurado por el nuevo adquirente de la finca 470, el ciudadano chino Su Kuo Hsiung, las familias de Ka’a Poty y Tajy Poty abandonaron casi por completo la finca 470. Sin embargo, cuando llegaron los Aché de Kuêtuvy en enero del 2002, unas familias de la comunidad de Ytu seguían viviendo en el lugar y lograron recibir su personaría jurídica en septiembre del 2002. Por otra parte, durante el 2008, unas familias Avá reclamándose todavía del Tekoha Ka’a Poty entraron, nuevamente, en la finca 470.
¿Resolución polémica o “salomónica”?
Gracias a un contexto político y de diálogo más favorable con el Estado Paraguayo desde el 2008, y a cambios saludables dentro de la SEAM, la Resolución Nº 662/10 busca adecuarse a las leyes nacionales e internacionales sobre los Derechos de propiedad y posesión, que tienen los Pueblos Nativos sobre sus territorios tradicionales y recursos naturales (ley 234/93, Convenio 169 de la OIT): fundamentándose en los sucesivos reclamos de sus pobladores ancestrales y actuales, Aché y Avá-Guaraníes, la SEAM da lugar a las pretensiones legítimas de ambas etnias que invocan, por un lado, la anterioridad histórica, por el otro una ocupación contemporánea relativamente más antigua (*) , sin interferir en la repartición a consensuar entre Aché y Avá.
Corresponde ahora a los Avá-Guaraníes y a los Aché -no sólo a las familias de Kuêtuvy sino al subgrupo de los Aché Gatu norteños, representado por la FENAP-, el sentarse a dialogar y buscar una solución pacífica, culturalmente pautada y conforme a sus propios Derechos Consuetudinarios.
Al respecto, durante la reunión de Kuêtuvy del 27 de junio 2010, llevada a cabo por representantes Aché de las siete comunidades actuales, se evidenciaron las posturas contrastadas o matizadas del pueblo Aché en relación a este tema, y el sentimiento fuerte –todavía en ascenso en el seno de la etnia- de que no puede existir una buena reparación histórica si está es excluyente o discriminatoria de otros pueblos indígenas, y en especial de los Guaraníes, que supieron ser solidarios con los Aché en diferentes oportunidades.
Cabe resaltar, también, el comunicado de La Federación de Asociaciones de Comunidades Indígenas Guaraníes de la Región Oriental, que pide a las organizaciones no gubernamentales que no interfieran en la distribución de las tierras de la Finca 470, y recomienda a las autoridades nacionales a continuar con las negociaciones para alcanzar una partición justa que beneficie a todos por igual (ABC Color del 28 de junio 2010):
“Las ONG nos quieren hacer pelear entre indígenas y no debemos permitir que ellos hagan prevalecer sus intereses. Allí hay una propiedad que debe ser distribuida a quienes viven en el lugar” (Ángel Vera, Presidente de la Federación Guaraní)
(*) Sin embargo, unos sabios Ava afirman que, históricamente también, el bosque bajo o periférico y los potreros naturales de esta zona [mientras que los bosques altos eran de los Aché] constituyan lugares de vida o visita de los grupos familiares del Tekoha Guasu de Yvyra Pytâ, hoy desaparecido.