Coincidentemente con la culminación de las encuestas de la Comisión Verdad y Justicia (CVJ), y de su informe sobre los crímenes de la Dictadura militar contra los pueblos indígenas del Paraguay (ver noticiero abajo, 17 y 18 de julio 2008), el Grupo Internacional de Trabajo sobre los Indígenas (IWGIA por sus siglas en inglés), acaba de publicar un libro decisivo en la materia que facilita, por fin, el acceso del lector hispanohablante a documentos claves para la comprensión del genocidio Aché, denunciado durante la década del 70.
En efecto, reparando oportunamente un olvido de más 35 años, el IWGIA llevó a cabo la traducción al español de los dos textos fundamentales escritos por el antropólogo alemán Mark Münzel, en 1973 (“Los indígenas Aché: genocidio en Paraguay”), y luego en 1974 (“Los Aché: el genocidio continúa en Paraguay”), en donde denuncia la política de sedentarización forzosa implementada por el gobierno militar de Alfredo Stroessner contra los últimos nómadas Aché en “aislamiento voluntario”.
Estos textos, originalmente publicados en inglés, impactaron y movilizaron a la opinión internacional lo suficiente para doblar y obligar a la dictadura a reaccionar. Indudablemente, estas denuncias ayudaron a frustrar la aniquilación de los Aché norteños (o la asimilación de los sobrevivientes como esclavos o domésticos) que eran víctimas, entonces, de las matanzas perpetradas impunemente por civiles y militares, o de las epidemias generadas por el proceso de contacto criminal y la negación de medicamentos (al menos el 40% de la población Aché fue así diezmada por las enfermedades), como también del rapto sistemático de sus niños, de la desesperación y la tristeza, de la reducción de su espacio vital, etc.
Estas denuncias no pudieron evitar, sin embargo, que la dictadura militar llevara hasta su término el despojo por completo -e irreparado hasta el presente-, del territorio ancestral Aché.
Otro gran mérito del libro del IWGIA es el de haber buscado convocar a asignaturas diferentes e impulsado un debate contradictorio, 35 años después, sobre el caso del pueblo Aché; no sólo incentiva una discusión jurídica y política del concepto de “genocidio” a la luz de tres décadas y media de evolución del derecho internacional, desde las denuncias de Mark Münzel, sino que reúne contribuciones de varios miembros de la antropología socio-cultural, profundos conocedores de los pueblos indígenas del Paraguay y estudiosos de la problemática Aché.
La publicación del IWGIA logra sumar, así, análisis convergentes que desarticulan -en nuestra opinión- parte de la polémica estéril desatada en su tiempo por el antropobiólogo estadounidense Kim Hill, quien se jactaba de rigor científico y precisión estadística para desacreditar las acusaciones de genocidio (y hasta de absolver al gobierno de Stroessner de alguna “intencionalidad”), todo lo cual apenas disimulaba un trasfondo político [1] y una mera auto-propaganda editorial [2], también.
Infelizmente, Kim Hill declinó la invitación que le hizo el IWGIA de exponer y ampliar sus propios argumentos para los lectores hispanohablantes (y, entre ellos, una parte no irrisoria de los Aché).
En suma, el libro del IWGIA representa -pese al desliz de algunas erratas y desprolijidades gráficas- un emprendimiento sumamente benéfico e importante para encontrar valiosos datos inéditos o actualizados sobre el pueblo Aché, y entender mejor la situación pasada y presente de una etnia que permanece, en gran medida, desconocida.
[1] “Kim Hill se hizo encubridor de la acción del gobierno, minimizando muertes y relativizando daños”, escribe en forma lapidaria Bartomeu Melià, s.j., uno de los autores del libro del IWGIA (p.145).
[2] Es bastante instructivo leer, al respecto, las declaraciones vertidas por Hill en el cotidiano paraguayo Última Hora para promocionar su libro, quien reincide con sus ataques contra los antropólogos e indigenistas que denunciaron el genocidio (Última Hora, página 32, 13 de agosto 1997); así como la réplica circunstanciada que dio el antropólogo paraguayo Miguel Chase Sardi: “Defender lo indefendible” (Última Hora, correo semanal, 23 de agosto del 1997).